lunes, 12 de mayo de 2008

De todos



I

Ingrata ciega soledad

no alumbras el camino de la noche
de las calles abandonadas y desiertas sin atisbos de nada
qué maldita eres cuando pesa la casa sobre los hombros
cuando la comida no sabe más que a recuerdos podridos

te has de morir de risa
al escucharme hablar sola
te has de morir de risa
con la lengua de fuera
mientras mastico frutas que no son de temporada
te has de morir de risa
faltándote la respiración
y yo escupiendo humo
te has de morir algún día
te has de morir

II

Desconocida
por qué ni siquiera te presentas
por qué pasas la tarde viéndome deshacer fantasmas
sentada enfrente de mi
hambrienta dentro de mí
sedienta junto de mí
por qué vives como esposo viejo conmigo


respiro de río abandonado
perdóname de una vez
qué no ves que me espera la tarde con sus árboles dorados
bajo la sombra llorona del cielo
bajo la lluvia llorona de mi cuerpo
bajo mi cuerpo llorando sombras
qué no ves que no estas invitada
que mis heridas te desprecian
porqué vienes a remoler las falsas caricias
los falsos mares
qué no ves que no te quiero
que te desprecio como a mi misma

III

Me acompaño de la casa al trabajo y del trabajo al bar de la esquina
del bar de la esquina al cigarro de parque
del cigarro de parque a la puerta astillada
de la puerta astillada al pasillo oscuro
del pasillo oscuro a la escalera cansada
de la escalera cansada a la habitación derruida
de la habitación derruida a la cama sin nombre
de la cama sin nombre a tu beso maldito

IV

Te desprecio tanto como a mí misma
por eso te dejo la cama tendida
y la comida recién hechate compro los libros que quieres y te leo poemas
te doy un sobrenombre para que inventes que te quiero
te doy agua del río de la lluvia de la llave
te doy de postre caramelos pasteles
te doy los buenos días aunque no lo sea

a veces olvido tu presencia

y cuando lo hago creo que me amas
y que te amo también

te hablo sobre mi madre sobre mis hermanas sobre ese amor
aunque no te importe
aunque lo único que quieres es venir a sentarte junto a mi sin sentido
aunque a ti no te importe hartarme la madrugada con el ruido de tus fantasmas

Aburrida
por eso estas sola

eres horrible de pies a cabeza
aunque no tengas cabeza

malagradecida
no comes mi comida ni los chocolates de niño consentido
ni tragas mis palabras

insufrible maldita desgraciada

deja ya de ahogarme

de mí misma...


Montserrat Morales